Dr. Javier Cabo Salvador
Director del Máster en Gestión Sanitaria del CEF.- y de la UDIMA
El incremento del gasto sanitario está muy por encima del crecimiento económico (PIB), convirtiéndose en un problema de financiación tanto en España como en otros países, hasta el punto de llegar a temerse en muchos de ellos por la sostenibilidad de los propios sistemas sanitarios.
Esta es la razón por la que muchos países dediquen sus esfuerzos a buscar una política de pagos que contenga el gasto y que a la vez sea efectiva a nivel preventivo y de curación de la enfermedad.
En España el impacto de la crisis económico-financiera ha puesto en cuestión el modelo del Estado del Bienestar, y se han tomado medidas de racionalización del gasto sanitario que están resultando ser ineficaces y contraproducentes. Así, las medidas de recorte adoptadas (que pueden ser efectivas a corto plazo al disminuir el gasto) son totalmente negativas a medio y largo plazo, ya que afectan a la calidad asistencial sin actuar realmente a nivel de la eficiencia y la sostenibilidad.
En el momento actual estamos inmersos en una situación de incertidumbre a nivel nacional. Es una coyuntura delicada, con una crisis a todos los niveles: sistémica, económica y financiera, de valores y de modelo de Estado. Y también de una profunda crisis política e institucional dentro de un contexto general de corrupción de las instituciones de nuestro país, con un cuestionable, aunque hasta el momento “intocable”, modelo de organización territorial y político mastodóntico, totalmente ineficiente e insostenible.
Por todo ello, la solución ideal sería realizar una reforma del modelo de Estado actual, tanto a nivel político como del modelo territorial del Estado. Una reforma que incluyera una Ley Orgánica para modificar el título VIII de la Constitución, ya que no es viable un país con 17 Sistemas Sanitarios. Se necesita clarificar un nuevo reparto de competencias en materia sanitaria mucho más restringido que el actual, a todas luces inoperante e insostenible.
Se han tomado medidas de racionalización del gasto sanitario ineficaces y contraproducentes en el medio y largo plazo
Como este cambio radical no está en el calendario político de los gobernantes de turno, mientras tanto habrá que seguir tomando medidas paralelas de actuación. Sólo con el aumento de impuesto, la imposición de copagos y repagos y los recortes efectuados no es suficiente. Se hacen necesarios nuevos modelos organizativos y de gestión, así como dirigir los pasos hacia un nuevo modelo de gestión con reordenación de recursos, formación en gestión de los profesionales implicados y desarrollo de procesos asistenciales. Hay que garantizar el cumplimiento de los estándares de calidad en la prestación de los servicios tanto clínicos y quirúrgicos como de apoyo al diagnostico, y teniendo en cuenta la eficiencia de los mismos con adecuados estudios de coste-eficacia y coste-utilidad mediante años de vida ajustados a la calidad.
A nivel Institucional, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (MSSSI) ha comenzado recientemente a dar los primeros pasos encaminados a esta reforma sanitaria y a impulsar este cambio de paradigma, actuando a tres niveles claves y básicos para el desarrollo de una reforma integral. En primer lugar, ordenando y adecuando una cartera de servicios de nuestro sistema sanitario común a todas las CCAA, de manera que exista equidad, definiendo además qué productos sanitarios se adecuan a dicha cartera y se van a financiar de manera pública para, a la vez, y de forma paralela a través del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria, realizar compras a través de la plataforma logística y central de compras. Se persigue así unificar criterios y reducir costes en aras de asegurar la sostenibilidad del SNS con compras agregadas, potenciando la calidad y los estudios de evaluación económica a nivel de la incorporación de nuevas tecnologías.
Otra de las medidas que habría que adoptar es potenciar las TIC en todas sus modalidades (e-Health, m-Health, u-Health, etc.) con prestación de servicios de salud a través de los dispositivos moviles (smartphones y tabletas), de las apps en sanidad y de la televisión interactiva. Con ello se favorecería el acceso a las consultas, mejorando el control de las patologías crónicas y reduciendo el coste asistencial.
Otra medida, iniciada a medias (Real Decreto 1302/206) y pendiente de ejecutar formalmente, es la reordenación de servicios, con la creación y potenciación de centros, servicios o unidades de referencia para el diagnostico y tratamiento de patologías de alto nivel de especialización y morbi-mortalidad (trasplantes, cirugía cardiovascular…). Con ello se lograría garantizar la equidad en el acceso y proporcionar una atención de calidad, segura y eficiente, al concentrarse los casos a tratar en un número reducido de centros a fin de evitar la “curva de aprendizaje”, aumentando la casuística, incrementando calidad y reduciendo costes de funcionamiento y estructurales.
También habría que avanzar en la descentralización de la gestión a nivel hospitalario y centralización de la misma a nivel de las unidades clínicas asistenciales, las únicas que pueden influir directamente en las variables que van a determinar la eficiencia y la calidad de las prestaciones. Siempre con el único objetivo de proporcionar un valor añadido al paciente, potenciando la gestión por procesos asistenciales, utilizando sistemas de ajuste de riesgos y con la posibilidad real de realizar benchmarking.
Por último, se podría potenciar la gestión de crónicos con la reordenación (creación y reconversión) de hospitales enfocados al tratamiento y seguimiento de patologías crónicas que requieren de circuitos asistenciales diferenciados, con integración de las plataformas de telemedicina (TIC), la asistencia domiciliaria (teleconsulta, teleasistencia) y las estructuras sociosanitarias (residencias y centros de día), con reorganización y coordinación de la atención social y sanitaria y mejora de la calidad y de la eficiencia (coste/cama mas reducido).