La Economía de la Salud permite mejoras específicas en el análisis estratégico de la investigación biomédica. La noción de «bien público» exige la explicitación de objetivos, alternativas y costes de oportunidad en el análisis de los procesos de priorización del gasto, cuya compleja cadena de valor requiere la mayor transparencia.
El análisis de las formas organizativas del sistema sanitario pone de manifiesto hasta qué punto cambios en la distribución de la titularidad de responsabilidades en la financiación, gestión y provisión asistencial suponen una amenaza potencial para la viabilidad organizativa y financiera del statu quo de la investigación en los hospitales.
La investigación financiada y realizada con fondos públicos participa de las características de los bienes públicos interviniendo la administración en sustitución del mercado, para producir un servicio de utilización no excluyente y consumo colectivo no rival.
Como común denominador de estas dimensiones de apreciación de la eficiencia pública en la asignación de recursos destaca el dilema acerca del nivel de descentralización de las decisiones de selección y dotación de recursos para proyectos de investigación competitivos.
Otra característica económica de la investigación biomédica consiste en el papel dominante que tradicionalmente han jugado los propios investigadores como formuladores de la «necesidad» de investigación: estableciendo lo que es investigable de lo que no lo es, desarrollando protocolos, decidiendo acerca de la distribución de responsabilidades, cargas de trabajo y uso de recursos y evaluando la calidad de los procesos y productos de la investigación de manera notablemente endogámica.
El avance en la rendición de cuentas y la relevancia social de la investigación por medio de la explicitación transparente de objetivos y prioridades se complementa con la dinámica correctora de los «cuasi mercados» –separación de financiadores públicos, priorizadores y proveedores– al objeto de contrarrestar la inducción de la necesidad de investigación por parte de la oferta.
Como ha puesto de manifiesto recientemente el National Center of Research Resources (NCRR) las tendencias dominantes del futuro inmediato de la investigación biomédica –medicina molecular– pasan por la disponibilidad de infraestructuras cuyo coste hace imperativo sacar el mayor provecho de las economías de escala, el uso compartido de recursos y competencias y las alianzas estratégicas entre centros de investigación complementarios y sinérgicos.
El Congreso y la Oficina de Gestión y Presupuesto de los EEUU han desarrollado la Research and the Government Performance and Results Act, que establece como requisito obligatorio para todas las instituciones y agencias federales de financiación y promoción de investigación, el establecimiento y publicitación de sus objetivos estratégicos, el comportamiento de su gestión y evaluación de sus infraestructuras, procesos y resultados.